Hace un tiempo, luego de dejar a mi
hermano en su trabajo, fuimos de paseo con mi esposa por ahí donde nos
pareciera más atractivo. Luego de las compras de rigor (paltas y aceitunas en
este caso) caminamos unos pocos metros y dimos con "La Masía del Rungue";
un lugar con una mística y encanto propios. Entre el polvo y el extraño
"des-orden" reinante puedes transportarte a otra época y lugar. Casi
se puede sentir el ruido del trabajador y el olor de la madera. Con una
inspiración pseudo-náutica muy artesanal pero muy bien lograda, creo que sería
el lugar al que podría uno ir y no dejar de llevarse algo.
Los dejo, amigos míos, con lo que
pude ver ese día en el lugar al que espero volver en otra oportunidad.
Hasta la próxima!!!